Mientras el farsante suizo desbarra sin vergüenza ni sentido alguno como es habitual en él sobre una grandilocuente guerra en redes infinitas( sic) en la que esta venerable organización ejercería el desagradecido papel de torpe villano de opereta observamos con gran preocupación y una no menor consternación como en países civilizados y democráticos ascienden a poco a poco a puestos de responsabilidad mentes perturbadas, vulnerables a los cantos de sirena de los enemigos de la Razón y el saber científico.
Christine O'Donnell sigue el camino abierto por la ex-gobernadora de Alaska Sarah Palin y aupada por el movimiento populista Tea Party aspira a ser la futura Gobernadora de Delaware. Estamos ante una noticia altamente preocupante. En su peculiar expediente podemos ver que ha practicado brujería, cuestiona la teoría de la Evolución considerándola un mito, sospecha que los chinos se preparan para invadir Estados Unidos o que cree firmemente que su Gobierno creó ratones con cerebros humanos plenamente funcionales. Todos estos disparates la convierten en un más que probable apoyo del nefando Patric Von Steiner, un hombre abyecto experto en atraer a sus filas a fanáticas desequilibradas como nuestra antigua compañera de filas Ellen Blackmoon. No nos sorprendería lo más mínimo verlo cortejando a esta republicana en alguna cena de alto postín en la que le habrán colado sus amigos terroristas.