viernes, 17 de julio de 2009

El trabajo silencioso

Lejos de la grandilocuencia y la casquería que han caracterizado la batalla por el Nuevo Mundo hemos estado trabajando unas pocas personas a jornada completa en la salvación de la humanidad. La derrota de las tropas de colonización de Zeta Reticuli, pues era ese su objetivo, sólo ha pospuesto temporalmente el problema. Sus superiores no van a permitir de ninguna manera esta mancha en su impecable historial. Por si fuera poco la sangre derramada de sus compatriotas y la plaga conocida como la Pandemia Blanca han convertido a nuestro planeta en su lugar más odiado, adelantando por primera vez en siglos a Delos. No es de extrañar que debamos este logro a sus colaboradores. A diferencia de mi coega Gustav Holst creo que la Resistencia ha obrado con el mejor de los propósitos en mente pero como ya le dije a Steiner no puedo permitir que alteren el rumbo de la historia.

Tenemos un plan, cuidadosamente meditado en el que intentamos a toda costa encajar lo que sabíamos que haría el creador de Planeta Inquietante y eso ha estado demasiado cerca de arruinarlo. Ese plan, la única esperanza real para la humanidad, es la razón de que regresara a las filas de la Academia tras una "desprogramación", una cortina de humo para evitar las sospechas de los Grises. Desde entonces he colaborado estrechamente con los Holst, manteniendo comunicación directa con los Ancianos, que están más atentos a lo que nos ocurre de lo que pensaba. El Nuevo Mundo nos permitió poner en marcha nuestra estrategia y todo eso fue gracias al decidido liderazgo de mi viejo amigo Sir Edward Holst, en cuyos hombros descansa la gran responsabilidad de completar esta delicada operación. Nuestro destino depende de que sea capaz de recuperarse antes de llegar a los mundos natales de los Grises. Él es la clave, todo lo que ha hecho durante este último año lo ha llevado a una posición en la que podrá hacer Historia.

Firmado, El Bibliotecario

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